PERSONAJES PRINCIPALES:
El hombre: es quien escribe la carta de la que se desprende un problema con el cual pudo lidiar hasta el momento de la mudanza; momento en que éste se agrava al convivir con un orden cerrado, representativo del alma de la dueña.
Es una persona con alto nivel intelectual, amante de la música y de la escritura. No tiene una residencia fija; sin embargo, no es de su agrado esta situación.
La relación particular que tiene con los conejos permite intuir un entendimiento especial hacia ellos que se acerca más al que se siente por un progenitor que al que suele unir a los hombres con un animal. Hay en el texto signos de que le atribuye al vómito de los conejos la cualidad de un nacimiento, lo que explica que no pueda desprenderse de ellos.
Es una persona excesivamente responsable, lo cual pudimos mostrar a través de la descripción de los tiempos rígidos que manejaba con respecto al cuidado de los conejos. Incluso antes de morir el hombre está preocupado por quien recogerá los cuerpos muertos, e intuye la rapidez con la que sacarán de la vista el suyo, ante el paso de los colegiales.
Finalmente, podemos considerar que la figura del hombre representa un personaje atípico dadas sus características.
La casa y el orden:
Se transforman en un personaje principal dado que son determinantes del conflicto y presionan a los demás personajes a lo largo del cuento hasta provocar el desenlace fatal. A su vez, cubren la ausencia de la dueña, representando su alma.
Asimismo, tienen la capacidad de generar condicionamientos para el hombre y para la naturaleza de los conejos, que intentan combatirlos.
La casa y el orden van a ejercer una presión ante el accionar natural de los conejos hasta el final del cuento, de tal manera que adquieren la categoría de personaje. Hasta es posible imaginar que el orden provoca el desenfreno de los conejos y que la muerte de estos últimos fue el resultado de una lucha entre el caos y el cosmos.
Los conejos:
Son una extensión ‘natural’ del personaje principal, su espacio interior materializado. Son los representantes de su represión liberada, una fuerza oculta que, frente al orden, no puede evitar hacerse explícita. Su evolución está emparentada con el estado exterior y los sentimientos del hombre. De esta manera, paulatinamente los conejos, condicionados por el ambiente artificial, se tornan seres salvajes, y el hombre muestra signos de dejadez y abandono.
Haciendo un paralelo con la escritura y la importancia de ésta para el personaje, podemos decir que los conejos cumplen la misma función que las palabras, y que el acto de vomitar representa el acto de escribir o de decir. De hecho la muerte de los conejos es inmediatamente posterior al fin de la escritura del cuento (carta).
PERSONAJES SECUNDARIOS:
Sara: Es el único personaje que tiene nombre, pero su existencia prácticamente fantasmal en el cuento impide una caracterización. Además del orden y del alma, que cumplen una función de implícita, la presencia física de la mucama funciona como la representación del poder y el control de ese orden. De las pocas intervenciones que se le da en el cuento, siempre callada, intuimos que este personaje sólo existe en la mente del hombre como una advertencia que el mismo se da para no romper con la armonía del lugar. Por ejemplo: "(…) porque Sara ha de ser así, con camisón".
Historia: un hombre se muda a un lugar transitorio que pertenece a una mujer que está de viaje en París. Este hombre suele vomitar conejitos, acción que se vuelve más frecuente cuando se instala en el departamento prestado. En éste vive una empleada doméstica que tiene como tarea el mantener el excesivo orden imperante. Por esta razón, el hombre idea un plan para evitar que la conviviente descubra su padecer. Esconde los conejos en el armario y se ocupa de ellos durante la noche cuando aquella está durmiendo.
Sin embargo, este tiempo es suficiente para que los animales destrocen algunas pertenencias de la dueña, las que él intenta reparar. Finalmente, cuando vomita el conejito número once, la situación lo sobrepasa por lo cual decide matar a los conejos arrojándolos por el balcón de la casa y luego es él quien salta al vacío.
Discurso: La materialización de la historia se lleva a cabo por un narrador que escribe una carta , que puede considerarse una nota suicida del personaje, que está dirigida a la señorita que le prestó la casa, quien se encuentra circunstancialmente en Paris.
Esquema funcional
Funciones cardinales o núcleos:
vòmito del primer conejito durante la mudanza.
Concreción de la mudanza a una casa prestada.
Recepción del hombre por la empleada doméstica.
Descubrimiento del orden minucioso de la casa.
idea de un plan para conservar al conejo, fuera de la vista de la mucama y a su vez alejado de las pertenencias de la dueña de la casa; plan que luego se aplicará al resto de los conejos.
Vómito de nueve conejitos más.
Vómito del conejo número once.
Destrozo de elementos de la casa por los conejos.
Lanzamiento de los conejos por el balcón y suicidio del personaje.
Concreción de la mudanza a una casa prestada.
Recepción del hombre por la empleada doméstica.
Descubrimiento del orden minucioso de la casa.
idea de un plan para conservar al conejo, fuera de la vista de la mucama y a su vez alejado de las pertenencias de la dueña de la casa; plan que luego se aplicará al resto de los conejos.
Vómito de nueve conejitos más.
Vómito del conejo número once.
Destrozo de elementos de la casa por los conejos.
Lanzamiento de los conejos por el balcón y suicidio del personaje.
Referencias temporales
La circunstancia de que el cuento adquiera el formato de una carta, aunque con
No puede distinguirse un único momento a partir del cual localizar las referencias temporales, dado que hay más de una instancia enunciativa, producto de que el personaje escribe la carta en diferentes momentos.
El cumplimiento del formato del género carta, permitiría tomar la fecha de escritura de la misma como referencia a partir de la cual ubicar las menciones temporales del texto. Entonces, nos encontraremos con deícticos que refieren a un primer momento enunciativo (el tiempo de escritura de la parte correspondiente de la carta) y deícticos que refieren a una segunda instancia de la enunciación. Por esta razón, es muy difícil recuperar los referentes de dichos deícticos. Ejemplos en el texto: "Me mudé el jueves pasado, a las cinco de la tarde…" y "Son las tres de la tarde.(…) Ahora me llaman por teléfono .
Asimismo, el tiempo cumple un rol rígido para el personaje con respecto al plan secreto que lleva a cabo. Así "(Cuando arregla el dormitorio de nueve a diez, hago ruido en el salón…", "A las cinco de la mañana (…) los pongo en el armario y hago la limpieza"
Los conejos adquieren una importancia tal para el personaje que éste último referencia el tiempo en función del tiempo de los conejos. Así, "Le escribo de noche. Son las tres de la tarde, pero le escribo en la noche de ellos." y "Su día principia a esa hora que sigue a la cena (…) y de pronto estoy yo solo, solo con el armario condenado, solo con mi deber y mi tristeza".
Referencias espaciales
El escenario del cuento es el departamento; dentro de éste adquieren importancia el living y el armario, lugares donde transcurren la mayor parte de las acciones a su vez representativos del orden imperante. Las funciones de este espacio son: 1) la clave del cuento, 2) un personaje y 3) el tema del cuento.
El personaje principal, quien escribe la carta, tiene un conflicto con el espacio; particularmente, con el orden, al que considera excesivo. Sin embargo, el espacio representa a la destinataria de la carta, a partir de lo cual concluimos que el personaje tiene un conflicto con ella.
Así, "Usted se ha ido a París, y yo me quedé con el departamento de la calle Suipacha, elaboramos un simple y satisfactorio plan de mutua convivencia…" y "Me es amargo entrar en un ámbito donde alguien que vive bellamente lo ha dispuesto todo como una reiteración visible de su alma."
La secuencia
Estado de equilibrio (situación inicial)
La introducción se extiende desde "Andrée, yo no quería venirme a vivir a su departamento de la calle Suipacha…" hasta "Lo cerré en el botiquín vacío (…) no jabonándose las manos para sacarles una última convulsión"
Núcleos:
Vómito del primer conejito durante la mudanza.
Concreción de la mudanza a una casa prestada.
Recepción del hombre por la empleada doméstica.
Descubrimiento del orden minucioso de la casa.
Ideación de un plan para conservar al conejo, fuera de la vista de la mucama y a su vez alejado de las pertenencias de la dueña de la casa; plan que luego se aplicará al resto de los conejos.
Ruptura del estado de equilibrio (desarrollo del conflicto)
El desarrollo del convicto se extiende desde "Comprendí que no podía matarlo…" hasta "Usted ve: diez estaba bien, con un armario, trébol y esperanza, cuántas cosas pueden construirse. No ya con once, porque decir once es seguramente doce, Andrée, doce que serán trece"
Núcleos:
Vómito de nueve conejitos más.
Vómito del conejo número once.
Destrozo de elementos de la casa por los conejos.
Equilibrio restituido o advenimiento de una nueva situación que pone fin a ese conflicto, en forma armónica o no (final)
El desenlace se extiende desde "Entonces está el amanecer y una fría soledad en la que caben la alegría, los recuerdos, usted y acaso tantos más" hasta el final del cuento.
Núcleo:
Lanzamiento de los conejos por el balcón y suicidio del personaje.
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