martes, 20 de febrero de 2018

NOVELA TRADICIONAL Y NOVELA MODERNA

Narrativa Tradicional:
Narrador: Omnisciente. Pintor fiel de la realidad que lo circunda.
Lector: Observador pasivo de los sucesos narrados. Simple receptor. No tiene libertad para franquear los límites precisos que le presenta el narrador.
Trama :Se narra un acontecimiento en el que introducción, nudo y desenlace se hallan claramente definidos. El lector participa de los efectos y de las causas. El orden de los capítulos -en el caso de la novela- confor­ma una estructura lineal. Interesa el qué de la narración.
Personaje: Sabemos todo acerca de él: nombre, apellido, ascendencia, costumbres, trabajo, relaciones. Lo conocemos moral y física­mente. Actúa impulsado por el narrador. Es descripto de afue­ra hacia adentro. Es opaco. Le dan vida y la carga sobre sus espaldas, pero no le pesa, por­que, en realidad, no la vive, se la hacen vivir.
Tiempo: Es cronológico. Se precisan las horas, los días, las semanas, los meses, los años, la conti­nuidad de las estaciones. Hay un tiempo cronológico físico y otro, biológico.
Espacio: El narrador crea el espacio an­tes de elaborar la trama. Las descripciones son minuciosas. Nada queda por conocerse. Predomina el espacio abierto.
Principio: El narrador motiva el tema que va a desarrollar. Prepara y or­dena desde las primeras pala­bras los hilos de su enjundiosa trama.
Final: Cerrado. Queda todo dicho. No podemos agregar nada. Es una obra hecha.
Monólogo interior indirecto: Conocemos a través del narrador los elementos que constituyen el mundo interior de los personajes.

Novela Actual
Narrador: Testigo o protagonista. Presenta la realidad que le ha tocado vivir y una ruptura con esa realidad.
Lector: su participación, durante la lectura de la obra, es vital, completa. Es lector, autor, personaje y crítico. Tiene libertad para recrear el mundo narrado.
Trama: Introducción, nudo y desenlace deben ser descubiertos y ordenados a la manera de un rom­pecabezas. El lector conoce los efectos, pero ignora las causas. A veces, la novela carece de capítulos. Su estructura se ase­meja a un zig-zag .Interesa el cómo de la narra­ción.
Personaje: Sabemos poco acerca de él, a veces, ni siquiera su nombre. Debemos asignarle un cuerpo, un rostro, un trabajo, una casa, etcétera. Su retrato moral apa­rece fragmentado, por lo tanto, tenemos que reconstruirlo. Se conduce a sí mismo. Se mues­tra de adentro hacia afuera. Asume su propia búsqueda. Conoce el peso de la vida. Su lucha nace de lo que le ofrece la realidad y de lo que él pre­tende hacer con ella. Es espec­tador y crítico de su existencia.
Tiempo: Se quiebra el tiempo cronológi­co. El pasado se alterna con el presente y con el futuro . Avan­ces y retrocesos van creando un caos argumental.
Espacio: El personaje vive el ambiente que lo rodea desde su interio­ridad. El espacio nace de él. Las descripciones son parcas, imprecisas. Predomina el espa­cio cerrado.
Principio: La obra comienza in medias res ( en medio de las cosas, en plena acción). La introducción es apa­rente.
Final: Abierto. Carece de un final concreto. Habrá tantos finales, cuantos lectores posea la obra. Ésta va haciéndose continuamente.
Monólogo interior directo: El mundo interior de los personajes surge repentinamente. Nadie nos conduce a él. Es tarea del lector diferenciarlo del resto de la narración. Aprovechamiento de las técnicas cinematográficas, musicales y pictóricas. Yuxtaposición o simultaneidad de planos narrativos. Juegos ortográficos, tipográficos y de puntuación.

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