lunes, 13 de febrero de 2017

generaciòn del 80 , positivismo



Bajo la denominación de la Generación del 80 se conoce a la élite gobernante de la República Argentina durante el crucial período de la República Conservadora que se extendió entre 1880 y 1916.





La ideología que adoptó esta generación fue el reflejo de los sentimientos e intereses de los terratenientes, su gobierno fue el gobierno de los selectos y de los iluminados. Bajo su influjo Buenos Aires dejó de ser la gran aldea para transformarse en una urbe cosmopolita de carácter, como ya dijimos, europeizante ya que la educación universitaria a la que nos referimos anteriormente tenía que venir de Londres y Paris.



El positivismo fue su filosofía: orden y progreso. Este lema, que se lo debemos a Comté, fue la bandera de su accionar. Progreso significó crecimiento y modernización. Orden consistía en crear las condiciones de tranquilidad en las cuales debía encontrarse el pueblo para permitir la proyección del progreso sin pausa.

La segunda mitad del Siglo XIX trae el triunfo del capitalismo industrial y con ello el aumento de la demanda de materias primas. La mejora en los transportes permiten el traslado de millones de inmigrantes que van a satisfacer la creciente demanda de mayor producción. En este mundo de progreso y cambio se inserta la Argentina a través de la expansión de su producción agropecuaria produciéndose entonces el fenómeno de un extraordinario crecimiento en su economía pero para ello fue preciso conquistar la Pampa Húmeda expulsando al indio y sometiendo todo el territorio nacional a la voluntad del gobierno central, de esta manera indios y gauchos fueron sacrificados en beneficio del sistema.

La riqueza generada se derrocharía en la construcción de palacios, monumentos y lujo a la europea.


Roca : Julio A. Roca se reservó el carácter de gran dirigente del Partido Autonomista Nacional. Este Partido se había iniciado con Alsina, liberal disidente que fracturó el Partido durante el Gobierno de Mitre, tanto por sus ambiciones personales como por la cuestión Capital. De esta manera el liberalismo queda dividido en: Partido Liberal Nacionalista (llamados “cocidos”, de Mitre) y Partido Liberal Autonomista (llamados “crudos”, de Alsina).Su lema fue “Paz y Administración” entendiéndose con esto la inexistencia de conflictos armados y la estructuración del Estado Liberal que garantizaba a cada uno sus derechos para entrar en la libre competencia. Pero esto de la administración también significó burocracia que aumentó a extremos imprevisibles.

El P.A.N. dirigido por Roca, fue real partido único con un jefe único, ejerció el poder político del país de manera absolutamente personalista, sabía que el Presidente de la República y el presidente del P.A.N. todo lo podían y él era ambas cosas, además de ser el militar de mayor grado y prestigio en el país. No existía representación de la minoría, se elegía en lista única.




Sintetizando algunos otros aspectos de la economía liberal de este período, podemos decir:

*En materia ferroviaria, las líneas férreas aumentaron su extensión en gran medida, pero este incremento corresponde a las empresas concesionarias extranjeras conectándose todas con el litoral portuario en forma de abanico para llegar a diferentes puntos del país, administrándose todas ellas sobre el modelo del ferrocarril oeste, una de las tres empresas nacionales, hasta que éste fue también integrado a manos británicas sin ningún tipo de fundamento coherente ya que a menores costos originaban siempre un mejor servicio y dejaba mayores ganancias, sin embargo, por esas cosas mágicas y oscuras de la economía liberal, no permanecieron en nuestras manos sino que fueron otra fuente de ingreso, subsidios y garantías que el viento británico se llevó.

*Por otro lado, el despilfarro administrativo y la imposición de normas liberales tuvieron las consecuencias obvias: déficit creciente y desequilibrio desfavorables en la balanza de pagos. La dependencia del exterior estaba muy acentuada, la deuda externa se elevaba cada vez más y no se vaciló en contraer deudas para pagar deudas (fue Pellegrini el máximo ideólogo de esta política incoherente, en cuanto a deuda externa, ya que estaba dispuesto a sacrificar su país a cambio de cumplir con los compromisos extranjeros -no vaya a ser cosa que la economía europea se vea en problemas por nuestra falta de compromiso!). De esta manera se destinó la mayor parte del producto nacional a la atención de la deuda externa.



*En materia de inversiones en obras públicas algo bueno se logró, aunque el mayor número de obras no era necesario, cabe destacar la construcción del Puerto de Buenos Aires. Nuestra ciudad se convirtió en el espejo de las grandes ciudades europeas, mansiones, palacios, avenidas, todo el lujo en materia de construcciones fue producto de esta generación.















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